lunes, 4 de abril de 2011

Corte Antisocial



Me urgía cortarme el cabello, en parte porque ya pasó por varios meses la fecha de mi corte anual y por otro lado porque estaba incontrolable, sobre todo la maraña que se forma en la base desde que me hice la uni-rasta en la nuca.

Amsterdam es cara y yo no gasto mucho en estas cosas, es más 3 de los últimos 4 cortes de cabello me los hice en Milán en una escuela donde es gratis “una de cal por las que van de arena”, o sea, ya estando en esa ciudad por qué no aprovechar y desquitar poquito de la gastadera de dinero que se hace viviendo acá.

Pero el premio a la “mortez” en mi familia definitivamente va para mi hermano que se corta el cabello en una escuela que está en una estación de metro del D.F. Eso ya son palabras mayores.

Entonces, estoy de vacaciones forzadas en Budapest y pensé en aprovechar, la prima de Attila me recomendó el lugar y como estábamos cerca del lugar hasta hicimos la cita en persona, coincidió que una de las que trabajan ahí es amiga de Attila y habla muy bien inglés, que era básicamente mi única petición, digo para entendernos, no me vayan a hacer un corte de “honguito”.

Hoy era el día para deshacerme de la orzuela. Attila me acompañó al lugar de camino a su trabajo y para mi desdicha nos dimos cuenta que ninguna de las chavas que trabajaron hoy hablan otra cosa que húngaro. En los 2 minutos que tenía Attila tradujo más o menos loque yo que´ria pero él no conoce terminología del cabello así que terminé diciendo: “No importa, dile que confío en ella”. Error, yo no se por qué siempre digo eso “confío en ti” se traduce a “déjame pelona” en idioma peluquero.

Se fue Attila y me quedé sentada una hora pensando si me arrepentiría de haber aceptado ir a cortarme el cabello ahí donde no puedo gritar ¡Basta, es mucho!. Al final quedó muy bien, no es mucho cambio y en mí nunca se ven espectaculares los cortes, pero mínimo no parezco la hermana de Mowgli que no conoce las tijeras.

Salí de ahí muy satisfecha, por un rato pensé que tal vez ir a donde no me entiendan o no me hablen, sea la solución, aunque me gusta platicar con los estilistas, pero la mayoría de las veces explico y explico y mi cabello termina cortísimo.

Después me preocupó mi nueva actitud antisocial, eso de no comunicarme con nadie mientras me arreglan me desconcierta, pero luego me acordé que tal vez me viene de familia esto del autismo peluquero.

Para empezar mi papá dejó de ir a la peluquería que le encantaba porque el señor le platicaba mucho, ahora va a un lugar perdido con un Don que apenas le dirige la palabra y va con gusto. Comienzo a detectar un patrón yo que voy a perderme en la traducción y mi papá que va a donde nadie e hable.

Esto ya son ganas de no querer socializar, de plano siento que hay algo con nosotros, la peor en la familia definitivamente es mi mamá, no vaya a ser que nos empecemos a hablar en el mismo idioma o que el peluquero venga platicador, mi mamá para que no falle va con… ¡¡¡un sordomudo!!!