viernes, 5 de abril de 2013

Ivette Moreno, Atletica y los juegos de tortura al consumidor


Les presento a Ivette Moreno Jiménez (@ivette_moreno en Twitter), la mujer más incompetente del mundo. Mi jefe diría que no rompe un buñuelo a sentones. Ivette trabaja en comercio electrónico de Atletica, la marca deportiva, donde aparentemente mantiene un reino de la pereza y practica juegos macabros de tortura psicológica a los clientes.

Hace unas semanas compré unos jerseys en Atletica y pedí que los personalizaran, ya saben, logo de un equipo que me inventé, número y nombre del jugador. Como tenía poco tiempo, puesto que eran para un regalo, contraté un diseñador patito en fiverr.com que rapidísimo me hizo un logo espantoso pero que daba el gatazo para el cumpleaños.

Lo mandé y esperé mis jerseys, como al tercer día, que ya debían haber llegado me mandó un email Ivette Moreno para decirme que en ese formato no estaba bien. Era en .pdf y la página de Atletica especifica que con ese basta. Pero bueno, no tenía tiempo que perder, contacté al diseñador y conseguí enviarle el archivo como ella lo pidió.

Pasaron otros 6 días y me puse algo impaciente, así que le envié un correo para saber más o menos cuánto se tardarían, me contestó que “ya merito” que ese mismo día las enviaba. 2 horas más tarde, me envió otro correo con la novedad que el logo que le envié no iba a servir para nada y que en ese formato (Ilustrador) no lo podían imprimir porque no estaba vectorizado.

Entré en pánico, pero Romy una súper diseñadora, salió a mi rescate. No sólo hizo un logo nuevo mucho más bonito, sino que lo tuvo el mismo día que Ivette Moreno terminó de batearme el que llevaba “procesando” por más de una semana y lo hizo con las especificaciones que pidió Ivette.

Pasaron más y más días. Llegó un momento donde pensé que si no estaba detrás de Ivette, pues ella simplemente se tardaría una eternidad. Así que me vi obligada (tengo que aclarar que odio hacer ese tipo de cosas, pero también odio que me roben mi dinero) a escribirle diario o llamarle al teléfono para preguntarle si ya estaba dispuesta a hacer su trabajo o si pensaba sentarse a picarse el ojo otro día. Obviamente no utilicé esas palabras, pero si hubiera podido habría dicho cosas peores.

Pues esa fue una semana donde Ivette se alocó con sus juegos de tortura al consumidor. Respondía los mails diciendo que ya casi, al teléfono era dulce, pero cuando colgaba la imagino riéndose cual bruja frente a una olla enorme de pócimas de la holgazanería pensando en cuánto tiempo puede postergar su chamba. Tal vez yo no entienda bien las cosas, es que me confundo un poco con los números cuando pienso que la chica fue 5 años al Tec de Monterrey y se tomó 3 semanas para planchar 2 camisetas. No es mi culpa que haya ido a la universidad para planchar camisetas, pero tampoco le tengo lástima, es su trabajo y debería responsabilizarse un poco, aunque tal vez debería tenerle lástima.

Después de sufrir por semanas, llegó un punto donde ya no era capaz de llamarle al teléfono, porque me frustraba y sigue pareciéndome difícil entender de dónde saca tantas excusas para no hacer algo tan sencillo. Así que la última vez le habló mi roomie, casi la mata por el teléfono, como es regia, tiene poca tolerancia a las estupideces que escucha. Al final consiguió que Ivette me enviara el número de referencia del envío del paquete, en la llamada le juró a mi roomie que ella misma había atendido todo el proceso y que con sus manos había planchado los 2 jerseys, para que estuviera tranquila.

Por fin y ya casi con diabetes de los corajes, recibí un paquete en mi casa. Al abrirlo me di cuenta de la última jugada de Ivette Moreno, quien en un derroche de profesionalismo, planchó los nombres y números a medias por lo que se despegan de las camisetas y se caerán a la primera lavada. Pero no sólo eso, imprimió y planchó el logo viejo, el que me regresó como 50 veces para por fin desecharlo, el logo espantoso por el que agradecí a los cielos cuando no cumplió con los requisitos de formato, todo estirado y pixeleado. Toda una campeona de la atención al cliente.

Pues ahí está, una inútil más deambulando por las calles de Guadalajara impune. Por lo pronto no recomiendo comprar nada de Atletica por internet, el sistema es un tanto precario, no se pueden rastrear pedidos por lo que parece que uno está comprando en la época de “le di todo mi amor arroba-lo.com…” que también ocasiona que uno tenga que hablarle a Ivette Moreno sólo para saludar, porque para pedirle que haga su trabajo sería una pérdida de tiempo.

En conclusión, si Ivette Moreno les pide un día trabajo y ustedes tienen ganas de desarrollar cáncer en el hígado, no duden en contratarla. 

domingo, 24 de julio de 2011

‪Study in Holland - Holanda Desconocida

‪Study in Holland: Diana Trujillo (concurso Holanda Desconocido 2011)‬‏ - YouTube

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Mil gracias a todos!!! Thanks everyone!!

:)

jueves, 30 de junio de 2011

Ciao Bella!: Bodorrios italianos de 3 días



Llegó la hora, Alberto, el mejor amigo de Attila se casó el viernes pasado en Italia… y por “el viernes pasado” me refiero a la fecha de inicio de los festejos que continuaron por lo menos hasta el domingo. Yo volé el jueves temprano de Ámsterdam a Milán, corrí al centro de la ciudad para comer con unos amigos y de ahí me fui a pasar la tarde con Aparna, la chica de la India que hace su doctorado inyectando ratones cancerígenos, no sé, algo horrible pero esperemos encuentre ella la cura. Attila llegó con su familia en la noche y nos fuimos con todos nuestros amigos a cenar.

La cena amerita una mención especial porque, después de que aguanto todas las críticas de la gente que se muere del asco de las delicias de jumiles, escamoles, chapulines y demás que comemos en México, ahora me doy cuenta que en Italia también comen sus rarezas. En la cena pedimos algunas entradas mixtas para compartir, habían ostiones y otros mariscos en un plato que se comían con limón. Lo mío lo mío no son los animales en concha pero quise probar y tome uno de los otros que se llaman “Cannolicchio” o muergos en español, perdone Usted mi ignorancia pero jamás los había visto y como en Milán no son frescos los productos del mar lo tomé sin miedo.

El muergo es un tubito, es como una almeja metida en una pata de langosta, el punto es que yo no los conocía, jalisquilla como soy tomé el tubito y le exprimí limón encima, insisto no soy la mejor con los mariscos así que en lo que contaba hasta tres para comerlo, noté que se movía. ¡Ay nanita! La única regla que tengo antes de comer algo nuevo es que no esté vivo, pues lo solté en el plato muerta de miedo y empecé a preguntar si era normal que se moviera. Para cuando Alessandro (que es experto en esos productos, pues procede de Nápoles) me explicó que se comen vivos, la mitad del animal ya se había salido de su concha y estaba en mi plato. Yo no quería ni ver, la de al lado gritó y todos nos volteaban a ver, yo obviamente tenía miedo puesto que si estaba vivo podría tomar fuerza con el FUA y atacarme, uno nunca sabe… al final Alessandro se los comió todos lamentando que no estuvieran más frescos. Por favor, si me van a dar de comer algo avísenme primero si lo quiero vivo o muerto, gracias.

Pasado el trauma y volviendo al “amore” el viernes la misa era a las 5 pm fuera de Milán, salimos como a las 4 pero había mucho nerviosismo por llegar tarde, sobre todo porque Attila era el testigo. Es un cargo indispensable ya que no existe la institución de los padrinos en la boda, solo los testigos para la parte civil que se celebra a la mitad de la misa, el padre lee los artículos del código civil y los hace firmar a todos ahí entre el sermón y la comunión. Diferente pero práctico. No hubo problemas con el horario porque el papá de Attila, partidario de las técnicas “buchonas” de manejo, sobre todo de esa donde te aproximas con tu carro a 3 cm de distancia del que va adelante y presionas hasta que se quite, casi me da diabetes pero valió la pena porque llegamos con 15 min de anticipación.

La misa estuvo bonita y creo que Attila estaba más nervioso por ser el testigo que el mismo novio. Todo corrió con normalidad excepto que se me olvidó que en Italia no se puede entrar a la iglesia con los hombros descubiertos, no me dijeron nada y yo me tranquilicé mirando a otra chica que tampoco traía rebozo, después nos dimos cuenta que las dos éramos mexicanas, las únicas extranjeras que de plano no entienden de códigos de vestimenta italianos. También se le olvidó al padre decir que ya se podían besar, ni modo, a la próxima.

Después de la misa hubo un brindis en el mismo pueblito, de donde es oriunda la novia. El fiestongo importante fue el sábado que todos corrimos a la Toscana donde la familia del novio tiene una casa de campo, prototipo de italiano al más no poder, en medio de las colinas en un lugar que se llama “Trecento”, no porque ahí sea Esparta sino porque está a 300 metros del nivel del mar. En resumen las bodas italianas son para comer, comer y comer aún más. Hubo como 10 tiempos y 3 postres, ya estaba hasta mareada de tanta comida, un espresso y los italianos estaban dispuestos a seguirle empacando pero yo ya no podía.

El tercer día hubo albercada en la misma casa, estaba muy bonito todo pero nos quedamos solamente al desayuno porque después tomamos el avión desde Pisa a Budapest, bueno no todos, el papá y el hermano de Attila se fueron a seguir sufriendo una semana en Cerdeña. Yo por lo pronto estoy en un “break mental” de una semana y después a regresar con todo para la tesis.

viernes, 20 de mayo de 2011

Curitas de € 30 el Corralón y otras peripecias.




Esta historia tiene que empezar por el principio. Desde que el desgraciado de “Dominic” se pasea por Ámsterdam con mi Blackberry blanquito, yo vivía en un estado de incomunicación móvil. En una operación estilo “Rápido y Furioso” Coral fue a Milán y trajo de regreso mi nuevo Blackberry, que no cancela la venganza contra Dominic en la que trabajo.

Para recogerlo, quedé de ver a Coral en la biblioteca de su facultad, que queda como a 5 cuadras de la mía, caminé a dónde estaba ella y de regreso me acompañó, claro, con su bicicleta. Una cuadra antes de llegar a mi facultad decidió que era demasiado caminar y propuso que yo me subiera en la parte de atrás, soy experta y procedí como de costumbre, pero 5 segundos después moví mi pie para atrás y se atoró en la llanta, la cicatriz del pedazo de piel que me rebanó ni me importa porque está justamente donde tengo las cicatrices de quemadura de aquella vez que creí que podía saltar el fuego.

Necesitaba básicamente una enfermera que me curara la herida en el talón y pregunté en la universidad con quién podía ir, me dijeron dónde estaba la oficina del doctor. Llegué a la oficina y no me podían atender porque el doctor iba a salir a comer en 15 min (quítate IMSS que ahí te viene la ineficiencia holandesa) por fin me atendieron media hora después pero como no traía mi credencial del seguro en la bolsa tuve que pagar la modesta cantidad de 30 euros ¡¡¡sólo por la consulta!!!, pero no me quedaba de otra porque no podía seguir caminando. El doctor todavía me quería dar receta para ir por Merthiolate holandés o qué se yo y curitas a la farmacia, pero creo que lo vi muy feo porque terminó dándomelos de las muestras médicas. ¡Qué descaro! Después de lo que me cobraron, si hubiera podido caminar en un principio habría ido yo por curitas de un euro.


Ya había superado ese episodio, pero el viernes pasado el Karma bicicletero me volvió a atacar, tal vez porque era viernes 13 (ni te cases ni te embarques). Teníamos clase en La Haya. Dos conferencias con abogados del diablo de esos que no se la piensan dos veces antes de pasarse los derechos de pueblos enteros por el arco del triunfo sólo para proteger a las grandes empresas que patrocinan esos trajes Armani que les quedan tan bien. Pero ese no es el punto. El punto es que a las 8 am ya estaba lista para salir y Aditya (mi vecino y compañero de clase de la India) me informó que había huelga en el transporte público y entonces en lugar de tomar el tranvía a la estación de trenes, tuvimos que ir en bici.

Cuando llegamos ya era muy tarde y no tuvimos tiempo de buscar un buen estacionamiento, así que dejamos nuestras bicis al lado de otras muchas que estaban estacionadas ahí y para mayor protección las encadenamos juntas. Fuimos a las conferencias, nos demoralizamos, salimos y de regreso a las bicicletas, no había nada, ni las nuestras ni las de los demás.

Pensé que era la perdición de mi bici, porque por más que yo ame a Bikeman, pues don viejito no da recibo oficial y esas cosas son indispensables para probar que uno es el propietario de cierta bicicleta. Hicimos un poco de investigación y este lunes nos lanzamos a la aventura, tranvía al centro, tren a Amsterdam Sloterdijk después un autobús hasta los confines de la tierra, allá donde está la planta tratadora de aguas residuales, caminar por 15 min y después a la derecha, el “corralón”.
Un lugar sublime, con innumerables bicicletas que la gente no reclama jamás, unos trámites y 10 euros más tardes logré rescatar mi bicicleta íntegra del corralón, si eso pasara en México tal vez ya no tendría llantas. Mis respetos.

lunes, 4 de abril de 2011

Corte Antisocial



Me urgía cortarme el cabello, en parte porque ya pasó por varios meses la fecha de mi corte anual y por otro lado porque estaba incontrolable, sobre todo la maraña que se forma en la base desde que me hice la uni-rasta en la nuca.

Amsterdam es cara y yo no gasto mucho en estas cosas, es más 3 de los últimos 4 cortes de cabello me los hice en Milán en una escuela donde es gratis “una de cal por las que van de arena”, o sea, ya estando en esa ciudad por qué no aprovechar y desquitar poquito de la gastadera de dinero que se hace viviendo acá.

Pero el premio a la “mortez” en mi familia definitivamente va para mi hermano que se corta el cabello en una escuela que está en una estación de metro del D.F. Eso ya son palabras mayores.

Entonces, estoy de vacaciones forzadas en Budapest y pensé en aprovechar, la prima de Attila me recomendó el lugar y como estábamos cerca del lugar hasta hicimos la cita en persona, coincidió que una de las que trabajan ahí es amiga de Attila y habla muy bien inglés, que era básicamente mi única petición, digo para entendernos, no me vayan a hacer un corte de “honguito”.

Hoy era el día para deshacerme de la orzuela. Attila me acompañó al lugar de camino a su trabajo y para mi desdicha nos dimos cuenta que ninguna de las chavas que trabajaron hoy hablan otra cosa que húngaro. En los 2 minutos que tenía Attila tradujo más o menos loque yo que´ria pero él no conoce terminología del cabello así que terminé diciendo: “No importa, dile que confío en ella”. Error, yo no se por qué siempre digo eso “confío en ti” se traduce a “déjame pelona” en idioma peluquero.

Se fue Attila y me quedé sentada una hora pensando si me arrepentiría de haber aceptado ir a cortarme el cabello ahí donde no puedo gritar ¡Basta, es mucho!. Al final quedó muy bien, no es mucho cambio y en mí nunca se ven espectaculares los cortes, pero mínimo no parezco la hermana de Mowgli que no conoce las tijeras.

Salí de ahí muy satisfecha, por un rato pensé que tal vez ir a donde no me entiendan o no me hablen, sea la solución, aunque me gusta platicar con los estilistas, pero la mayoría de las veces explico y explico y mi cabello termina cortísimo.

Después me preocupó mi nueva actitud antisocial, eso de no comunicarme con nadie mientras me arreglan me desconcierta, pero luego me acordé que tal vez me viene de familia esto del autismo peluquero.

Para empezar mi papá dejó de ir a la peluquería que le encantaba porque el señor le platicaba mucho, ahora va a un lugar perdido con un Don que apenas le dirige la palabra y va con gusto. Comienzo a detectar un patrón yo que voy a perderme en la traducción y mi papá que va a donde nadie e hable.

Esto ya son ganas de no querer socializar, de plano siento que hay algo con nosotros, la peor en la familia definitivamente es mi mamá, no vaya a ser que nos empecemos a hablar en el mismo idioma o que el peluquero venga platicador, mi mamá para que no falle va con… ¡¡¡un sordomudo!!!

jueves, 24 de marzo de 2011

Me vs Universiteit van Amsterdam

On how I feel when I take exams at the UVA.

The perfect situation to describe how I feel whenever I take an exam at the UVA is being beat up and don’t being able to stop it. Which I may say has happened to me more than once.

I came to Amsterdam feeling like a Champ, like I was meant to be here, studying this program, considering myself smart, tiger blood included, living it all, every part, including exams and I thought I was going to win this fight. Now, I just wish to finish it in one peace.

I can relate this sensation to when a big tournament or fight was coming over. “Discipline is the key to success”, or so Angel says. It felt alike in Tae Kwon Do, before a big event, you follow the procedure, wake up in the morning (at 7 like Rebecca Black) and you start training, whatever you might need, speed, punches, kicks, you do it all. After that you start getting endurance, strength and there comes a day when you think you’re unstoppable, and in a way you are.

But then you get to the combat, “She jok” the referee says and the fight starts, the excitement and the rush of adrenaline are blurring, you have waited for this moment for a long time and here it is, all of the knowledge is in there, you master every counterattack in the book, even the little tricks, the ones you may only resort to in extreme circumstances. Then BOOM! A big kick wakes you up, it hit you right on the spot, now you’re down by one point and you try to stay focused to get back on the game, yet your legs aren’t going where they’re supposed to, you know what you should to do, but it doesn’t translate to what your body is doing, and the points against you start to come one after the other, non stop.

That overwhelming numbness, exactly like when you’re dreaming and you want to run really fast but you can’t, still aware that it’s a dream and you could do whatever but your body won’t move. I have that exact feeling in the UVA, but the punches do not come precisely on the exam, they come latter, when the grades are posted, and they come in the form of “This answer is not related to the case” BAM! A punch, “I don’t understand the point” at this point my nose starts to bleed, even worse a simple “?” the broken rib right there, but the biggest one is the 5.2 I get for the exam that means I will have to go to the retake.

To win a tournament in Tae Kwon Do, you will probably have to go into 3 or 4 combats, each combat is divided into 3 rounds of 3 minutes each with a little break of 1 minute in between rounds. In the UVA the rounds are called blocks and they come in sets of 2 to 3 exams each time. But you’re ready.

Now you follow the procedure, you wake up in the morning (not at 7), you study, read and read, dissect those pages, ingest all of the knowledge, even get the time to revise the “further recommended reading” which always adds at least 200 pages to the 1000 you already have to learn for a course. You get to the exam, they give you 3 hours to pour in all of the knowledge, and you know it, everything (except in LPIO, because Mr. Kuijper has a great imagination), write and write essays for each answer, even leave the room relieved that it went that well and that you’re getting there, but approximately 4 weeks later the results come. The frustration is devastating.

I have never been knocked out on a fight, on the other hand, I never made it into the national team, and here, by now I am sure the gold medal is not for me, not even the silver, but at least, have the satisfaction of finishing would be the best. I have never thrown the towel in a combat either, and I won’t do so here, I will stay until the last second taking all of those kicks, and now I can’t even remember for what reason.

Here I go again, third round of this block is the State Responsibility exam tomorrow, have barely had time to catch my breath after the other two I had this week or get some water, but I can’t hide it I’m exhausted and even though the UVA has suffocated me non stop since September and my nose is bleeding, I will go there tomorrow, answer everything the best I can and hope that for once I can win the match.

miércoles, 9 de marzo de 2011

O-hee-tah parrow-key-all (Hojita parroquial)


Primero encontré una iglesia cerca de Diemen (mi antiguo cuchitril), para ir a misa en inglés, fue lo que busqué porque aquí casi todo hay en english y me pareció que sería una buena idea, pero solo trajo confusión. 80 % de los que van son de África y el padre es de la India, entonces entre que el padre predica en inglés Bollywoodense y los otros también con acentos que no domino, sin contar que no me sé los rezos en inglés, mi mamá nunca me los enseñó pero creo que ella medio los “washu washea” también tipo el Padre Nuestro según mi madre:

Our Father, who art in heaven,
Halobidah name,
Taikindom come…

Y así se sigue, pero yo ni a eso llego, entonces entre que intentaba decirlos en español pero terminaba revolviéndome con lo que estaba escuchando, no daba una. Al principio pensé que habría una onda muy Góspel, pero la verdad es que las viejitas que cantan “100 ovejas” en el pueblo tienen mejor estilo. Por cierto, descubrí que hay algunas canciones que son iguales:

Toma mis manos, te pido
Toma mis labios, te amo
Toma mi vida, Oh Padre tuyo soy.

Ahora en inglés pollito-chicken “from the top”!

Take our bread, we ask you
Take our hearts, we love you
Take our lives, Oh Father we are yours.

Ah verdad? de todos modos me tomó un rato pensando “esa canción me suena” para encontrar la correspondiente.

Fui muchas veces a esa misa, pero entre que los feligreses acostumbran también ir vestidos como de gala, todos con saco y corbata y las mujeres muy guapas, pero eso si el almohadazo no falla, obvio a las diez y media de la mañana ellos, Dios y yo sabemos que no se bañaron. Por allá el padre con la ceremonia medio cambiada, ya ven que hay estilos, queriendo hablar en hindi yo me quedaba con cara de:

Juayyy de Rito?!?!?!

Entonces opté por dejar de asistir, igual me perdía de todo. Pero después cuando vino mi mamá en enero me llevó a misa en español en la mismísima Iglesia de San Nicolás que es la mera mera de Ámsterdam, no se cómo no se me ocurrió antes, pero bueno, ya cambié de iglesia y ahora voy ahí.

No puedo determinar todavía de dónde es el padre porque tiene acento de Univisión (como dice mi amigo Pedro), pero aparte es chistosón lo que creó confusión en la misa mixta (revuelta en holandés y español) que hicieron hoy por el miércoles de ceniza, había dos padres y se turnaban, pero en el sermón en español todos se reían y en las canciones aplaudimos, y los holandeses estaban un poco asustados, pero yo, me siento normal.

miércoles, 23 de febrero de 2011

Berry Frustrating


Sooo, for those who don't know yet, my Blackberry was stolen (pickpocket) near the flower market last month. For a while I tried to contact my own phone but it was off. A friend who didn't know about it sent me a message this weekend and a guy named "Dominic" who lives in the Netherlands answered with my PIN!!!

Now some of my friends are harrassing him (he even speaks spanish) and he says he won't give it back. For now he is going around Amsterdam with a super manly WHITE Blackberry Curve. So if you see this douchebag around, be sure to spit on his face. The pic ws retrieved from my cousin Ale who is also on the harrassing team.