domingo, 13 de julio de 2008

Tengo manita, no tengo manita


Me caí de la bicicleta, tenía que pasar un día, iba regresando en la noche a mi casa y en eso había un pedazo de calle que se volvía estacionamiento, claro que pensé que estaba al mismo nivel pero no me fije que era como banquetita y no me concentré en quedarme en la calle así que de repente pegué con la banqueta y entre que me subía o me quedaba abajo perdí el control y me caí. Pero no caí como la gente adulta, caí como la primera vez que se cae uno de la bicicleta, hacia la derecha con las palmas de las manos apoyadas en el suelo tratando de frenar. Mi mano derecha recorrió como 1 metro hasta que por fin se detuvo, la bici me aplastó las piernas y la verdad me acorde de cuando era chiquita con el raspón de la mano que me ardía como nunca. Lo bueno es que todavía venía Attila cerca, así que grité para que viniera a ayudarme, levanto la bici y me ayudo a llevarla hasta mi casa, bendito sea dios que no tengo merthiolate, me da más miedo eso que volverme a caer.

Yo dije, ahh pues es el golpecito, mañana o pasado ya no me va a doler, pues pasaron los días y pasaron y cada vez me dolía más, me apretaba el puño y tronaba, me acordé de cuando mi papa se rompió el tobillo pero juraba que era una torcedura y que se iba a curar con un ungüento de árnica, pero yo le veía casi pus saliéndole del tobillo hinchadísimo.

Al final me dejé llevar al hospital, pero no me creían que hubiera caído sola, pensaban que estaba ocultando el hecho de que me habían atropellado, como que no hay gente tan torpe que caiga solita. Insistia el doctor:

-¿Qué te paso?
-Me caí de la bicicleta.
-¿Cómo? O sea, la atropellaron
-No, yo solita
- ¿Sola? Pero, ¿Cómo?, osea como que se resbaló o como le hizo?

Como si no se hubieran caído de niños, pero bueno total que tuve que esperar mucho tiempo porque no había ido luego luego y pasan a la gente con más urgencia y una semana ya no cuenta, ya hasta me sentía mal llegaba gente super chueca toda rota y yo con mi manita. Me sacaron una radiografía y cuando la ví en el monitor dije, nooooooo me la van a tener que amputar!!!! que es esoooo, pero aparentemente yo no se nada de huesos por que estaba completo, no tengo nada roto y me dijeron que solo había que descansar la mano porque si hago esfuerzo nunca sanará.

jueves, 10 de julio de 2008

El Tour de Italia

Por fin salí de Milán, ya llevaba más de un mes aquí y no había podido ni ir al pueblo más cercano, de repente es desesperante porque el año pasado viajábamos todo el tiempo, claro que las cosas ahora son diferentes y hay que saber también como vive la gente que trabaja aquí, por si acaso.

Entonces fui un sábado con Attila a Verona, puedes visitar la ficticia casa de Romeo y la de Julieta donde es de buena suerte tocarle la “boobie”, se puede subir también al balcón, por la módica cantidad de no se cuanto porque no lo pagaría. Visitamos los lugares turísticos y comimos pizza en un intento de picnic frente al río.

De regreso fuimos a Mantova que está muy lindo, es como un pueblito de primer mundo, super industrializado lleno de gente rica porque son de esos norteños que tienen recursos. Ahí visitamos a Istvan (Esteban) un amigo húngaro de Attila, que se veía calladito, se veía dije. Pero es muy buena onda, él trabaja ahí, en una empresa petrolera que le paga el departamento, de lujo, nos dio un tour por la ciudad y sus alrededores muy lindo todo, hasta que llegamos al castillo abandonado que Istvan quiere comprar cuando sea rico y cambiarse el nombre a algo en español para tener un nombre muy largo y también nombrar el castillo y a su reino, San Martín de los Camotes (el nombre lo sugerí yo, por supuesto). Después, fuimos a tomar un helado a donde le gusta la chica que atiende, en verdad los helados no están buenos pero ya sabemos porqué va, pero no le digan a su novia, de todos modos no pudimos ver a la muchacha porque no trabajó ese día. Nos quedamos con él, que nos quería embriagar con el vino que hace su papá y al día siguiente nos dio ride a Milán.

Llegando a Milán nos recogió otro amigo del amigo, porque no me cae tan bien, para ir a la montaña (casi pegado con Francia) a una “carne asada”, que de carne solo tenía el nombre, porque quien me manda a venir a italia pensando que voy a comer un vacío como en mi casa... aunque después de casi 4 horas de camino con la fila interminable de la carretera, hasta bueno me supo, la gente muy amena porque era la cabaña en la montaña de la novia del mejor amigo de Attila que es super buena onda y que le echaron muchas ganas a la organización, la pasamos muy bien, pero el regreso a Milán, también de 4 horas casi me mata.

Ladri di Biciclette




Yo en verdad no quería comprarla pero luego Attila no me deja hacer nada divertido, en la película se veía fácil robarlas, supongo que hay que tener más cuidado pero de todos modos no pasó. Desde un principio las buscaba entre los anuncios de cosas usadas, porque una nueva cuesta alrededor de 100 euros y una buena 200 o 300. Claro que yo pensé, dado que aquí todo se roban, según lo que escuche en las noticias alrededor de 290 mil al año solo en Lombardía, que los precios serían bajos y mucho mejor, que seguro había un mercado negro de bicicletas robadas a precios increíbles, pero no es así. Todas las venden carísimas, no es que las cuiden mucho, un pedazo de chatarra cualquiera y piden 80 Euros. ¿Cómo se atreven? Yo, justo el día que encontré (no la Maseca) el sustitutivo sudamericano (porque aquí esta lleno de ecuatorianos y peruanos) de la harina para hacer tortillas, chafonas, pero tortillas, un puesto en el mismo mercado latino que vendía unas bicicletas horribles y viejas, tenía que ser una buena oferta, el tipo pedía 60 euros (yo obvio no le iba a dar más de 50) pero le dije que lo pensaría, porque insisto que aquí las venden con el valor sentimental.

Mientras torteaba con mi nueva harina venezolana marca PAN (si hacemos harina y nos llamamos PAN) como si ya no hubiera mañana y unas tortillas eran mas chicas otras más gordas pero al final eran tortillas lo pensé y decidí regresar, pero bendito dios que no lo hice luego luego porque al día siguiente vi tirado en la sala de mi departamento-cuchitril las ofertas del supermercado que cumple 50 años y justo tenían la bicicleta de mis sueños a 70 euros, corrí por ella por aquello de “hasta agotar existencias”.

Es perfecta, obvio azul, con una luz que se enciende mientras pedaleo, es todo lo que siempre soñé. Pasaron como 3 semanas hasta que ayer por fin Attila me le arregló el manubrio que ya se me hacia raro que estuviera tan bajo pero es que más bien lo vendían volteado y había que ajustarlo, pero bueno, mas vale tarde que nunca. Lo único que le falta es una de esas canastitas para ir por los baguettes (que no compro) y poner mi bolsa (que si me sería útil), ahh y una campanita para pitarle a la gente terca que insiste en atravesarse.

Inmediatamente quise ir a trabajar en mi flamante bicicleta pero se me olvidaba que yo no se bien como funciona eso de andar en bicicleta por la ciudad, así que los primeros dos días casi atropello a 3 viejitas y 2 civiles pero lo peor es que casi me atropellan a mi como 10 veces. Los osos mas grande los hice llegando al trabajo, porque está Luciano (el de la puerta) ahí parado siempre y al principio entre que casi me caí como 2 veces, y siempre me quedaba del otro lado de la calle porque no me dejaban cruzar, más bien yo no sabía como y el me veía con cara de “cruzaaa cruzaaaaa” pero eventualmente fui mejorando y él siempre me abre la puerta hasta deja encargado al portero del edificio de enfrente cuando no está.
A veces me siento como en el Truman Show, siempre me encuentro a la misma chica en bicicleta que va vestida como modelo a trabajar en el primer alto. Después a la señora con la carriola roja con los gemelos, el señor que fuma delante de su oficina y a la otra señora que lleva a la niña de la mano.

Pero me encanta, encuentras muchas cosas vagando por la ciudad, como cuando quería ir al parque pero pasando por la catedral había la promoción del festival de cine y tenían los mejores cortometrajes de los años anteriores en la pantalla gigante así que ya no llegué al parque, o llegar a la fiesta en bicicleta y poder regresar a la hora que quiera, obviamente no puedo tomar… no todas se ganan.