martes, 2 de septiembre de 2008
Portofino
Si hay una cosa que me trauma de Italia es que hay playas privadas. Todas están concesionadas para “clubs de playa” que no tienen nada de interesante, no tienen alberca ni jacuzzi ni nada, solo tienen sombrillas y sillas de playa con las que retacan la poca arena existente. Claro, bendita sea la democracia y que la gente tenga acceso al mar también, así que por cada playa repartida en clubs dejan un pedazo (obviamente el mas pinche) libre para que la gente llegue.
Pues fuimos a Portofino, que es de lo mas “top” en Italia, no llega ni el tren, hay que ir a Santa Margherita y de ahí pasa un camión que se va por “la costera” más peligrosa que haya visto jamás y hace dos paradas, la primera en el centro de S. Margherita la segunda en la “playa” y la tercera en Portofino para un recorrido total de 20 min.
Primero fuimos hasta Portofino y vimos los yates elegantísimos y los barecitos a la orilla, el mini-pueblito no tiene más calles que millones de escaleras para ir a todos lados, o sea, que no es opción para ir a jubilarse, hay que ir cuando se es joven porque esas escaleras son casi casi olímpicas. En el puerto vimos un par de veleros estacionándose con un señor rico y unos 15 miembros de la tripulación en cada uno que sudaban frío con cada movimiento para no chocar al barco contrario. Nos sentamos en uno de los barecitos para tomarme la coca de 300 ml. más cara de mi vida y dimos una vueltita por las escaleras, que Portofino de todos modos es muy pequeño.
De regreso decidimos ir ala playita, al fin y al cabo ya traía el traje puesto, pero para mi sorpresa, del pedazo de 80 metros de playa que había 40 eran para un club de playa, 45 para el otro y había un pedazo en medio de los dos “libre”, que para que el proletariado no se mezcle con los que pagaron 50 euros para usar la sombrilla todo el día, la playa está dividida hasta el mar por un muro-de-Berlín de madera. Agarré mi toalla y pensé en buscar un pedazo para quedarme pero había tanta gente en ese espacio de 5 metros de ancho por lo que había de arena hasta el agua que no eran más de 15 m. que no cabía mi toalla, es más, no cabía yo parada, llenaba de arena a las personas o las golpeaba a cada paso que daba. Tuvimos que irnos de ahí y buscar un pedazo de piedras del otro lado de la bahía para estar, cuando se nubló regresamos y ya no había gente así que pudimos quedarnos. Jamás había sentido claustrofobia en el mar.
Ah, para Agustín, el highlight del viaje: nosotros fuimos el 6 de Julio, mi roomate de Kuwait (que era mas raro que un perro azul… bueno o árabe, no se cual es el problema) fue al día siguiente, claro que no me invitó, ni me dijo que iba (ni sabía que yo fui), solo me dijo dos días después que se encontró a Jennifer López y Marc Anthony en el puerto, que seguro estaban estacionados al lado del yate que puedo jurar que tiene mi roomate, pero que tampoco me dice.
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