Por fin salí de Milán, ya llevaba más de un mes aquí y no había podido ni ir al pueblo más cercano, de repente es desesperante porque el año pasado viajábamos todo el tiempo, claro que las cosas ahora son diferentes y hay que saber también como vive la gente que trabaja aquí, por si acaso.
Entonces fui un sábado con Attila a Verona, puedes visitar la ficticia casa de Romeo y la de Julieta donde es de buena suerte tocarle la “boobie”, se puede subir también al balcón, por la módica cantidad de no se cuanto porque no lo pagaría. Visitamos los lugares turísticos y comimos pizza en un intento de picnic frente al río.
De regreso fuimos a Mantova que está muy lindo, es como un pueblito de primer mundo, super industrializado lleno de gente rica porque son de esos norteños que tienen recursos. Ahí visitamos a Istvan (Esteban) un amigo húngaro de Attila, que se veía calladito, se veía dije. Pero es muy buena onda, él trabaja ahí, en una empresa petrolera que le paga el departamento, de lujo, nos dio un tour por la ciudad y sus alrededores muy lindo todo, hasta que llegamos al castillo abandonado que Istvan quiere comprar cuando sea rico y cambiarse el nombre a algo en español para tener un nombre muy largo y también nombrar el castillo y a su reino, San Martín de los Camotes (el nombre lo sugerí yo, por supuesto). Después, fuimos a tomar un helado a donde le gusta la chica que atiende, en verdad los helados no están buenos pero ya sabemos porqué va, pero no le digan a su novia, de todos modos no pudimos ver a la muchacha porque no trabajó ese día. Nos quedamos con él, que nos quería embriagar con el vino que hace su papá y al día siguiente nos dio ride a Milán.
Llegando a Milán nos recogió otro amigo del amigo, porque no me cae tan bien, para ir a la montaña (casi pegado con Francia) a una “carne asada”, que de carne solo tenía el nombre, porque quien me manda a venir a italia pensando que voy a comer un vacío como en mi casa... aunque después de casi 4 horas de camino con la fila interminable de la carretera, hasta bueno me supo, la gente muy amena porque era la cabaña en la montaña de la novia del mejor amigo de Attila que es super buena onda y que le echaron muchas ganas a la organización, la pasamos muy bien, pero el regreso a Milán, también de 4 horas casi me mata.
jueves, 10 de julio de 2008
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